Queridos todos: despues de un tiempo largo sin publicar ninguna entrada en la página principal (en otras secciones sí lo hemos hecho), volvemos a la carga en este tiempo de Cuaresma. Llega el ayuno, la oración y la limosna que nos van a conducir hasta la Semana Santa. ¡Y cuánto disfrutamos el miércoles de ceniza!: tres misas seguidas con gente en la calle. Fuimos todo un testimonio para nuestro barrio. Que bueno es que alguien se atreva (nuestra Madre la Iglesia) a decirnos que somos como ceniza que se la puede llevar el viento. Necesitamos fortalecernos unidos a Jesucristo, el que va camino de la Cruz.
Aquí os dejamos un pequeño fragmento del mensaje del Papa para este tiempo cuaresmal.
"En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.
En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo."