Queridos todos: Durante el mes de noviembre hemos estado rezando juntos el evangelio de San Mateo, cada día un versículo, y lo hemos hecho cada uno desde donde hemos podido. Unos en casa, otros en el trabajo, otros en la parroquia, otros en el seminario. La oración nos ha unido firmemente, ofreciéndola especialmente por la ya inminente construcción de nuestra parroquia.
La verdad es que podemos compartir algunas anécdotas sencillas, pero muy bonitas, respecto a esto que hemos vivido.
Alguno ha descubierto, gracias a esta iniciativa, la necesidad de rezar más. Otros, que reconocen el bien que les ha hecho y que se les ha abierto el apetito para recibir una mayor formación cristiana.
Algunos nos habéis contado cómo lo habéis rezado cada día en familia, con lo cual el bien se multiplica. En algún caso os ha servido como primera toma de contacto para acercaros con profundidad a la Palabra de Dios. Que belleza la pregunta sincera de una madre que lo ha rezado con sus hijos pequeños y nos ha preguntado qué significaban los números que aparecen en el evangelio (capítulos y versículos).
Y si alguno se ha despistado y se le olvidó rezarlo, aprovechad este adviento para recuperar el tiempo perdido y uniros a esta iniciativa que ha creado firmes lazos espirituales entre todos nosotros.
Gracias, Señor, por el regalo que supone para nuestras vidas poder contemplar cada día tu Palabra.