En esta peregrinación, a la que fuimos los grupos de Jóvenes y Jovellosos, y las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, pudimos disfrutar de la compañía de las parroquias San Benito Meni y San Fulgencio en el autocar, también de la caminata, el sol, dormir en el suelo, comer de bocata, los madrugones, las oraciones, las misas en Madrid, en Javier y en Burgo de Osma, y sobre todo del encuentro con Dios y con la Iglesia.
¡Una experiencia para repetir!