domingo, 7 de abril de 2019

V Domingo de Cuaresma

"Todos nosotros somos jueces en la vida cotidiana, y además solemos ser jueces absolutos. [...] Nuestros juicios no suelen ser imparciales, suelen estar cargados de una carga afectiva muy grande, son más bien reactivos, y suelen ser incompletos, taxativos y condenatorios. [...] En cambio, El juicio de Dios sobre nosotros es diferente a nuestros juicios, es verdad que tampoco es imparcial, pues el juicio de Dios es interesado, ¿qué es lo que quiere Dios cuando nos mira?... pues que rectifiquemos, que nos arrepintamos, Él si que tiene un interés, pero no condenatorio, sino para animarte a rectificar...¿Cuántas veces nos ha perdonado el Señor cuando nos hemos confesado?¿cuántas veces está dispuesto a hacerlo? todas las que haga falta. Además, como sus juicios no son parciales, pues tiene una perspectiva completa, Él es el único que puede ser juez, y sus juicios no son condenatorios, porque él nos regala el tiempo para poder cambiar... Si los juicios de Dios fuesen condenatorios ninguno de nosotros sobreviviríamos, en cambio Dios te regala la vida para rectificar, por eso nos da una y otra oportunidad.
Si nosotros queremos cambiar nuestra mirada tenemos que estar en contacto con Dios, en la oración, dejándonos mirar por Él, y así tendremos una mirada de misericordia, y así nuestro prójimo verá que, como Dios, nosotros también le damos una segunda oportunidad." (Homilía del P. Sergio)